2024 #1: Donde se enseñará a ser feliz y otros escritos – Clarice Lispector

«Pero en el momento de decir adiós a la Ciudad sabrán por fin que realmente se les daba tanto a cambio de algo. Brasil, América, el Mundo necesitan niños felices. Ellas ríen. Creen. Aman. Las jovenes sabrán, entonces, que se espera de ellas que cumplan con el serio deber de ser felices.»

Donde se enseñará a ser feliz.

Clarice Lispector es una de las escritoras más importantes de la literatura latinoamericana del siglo XX. Quizá invisible a causa de no haber sido incluida dentro del fenómeno editorial «Boom Latinoamericano» (como el resto de mujeres autoras), la importancia de su pluma brilla por encima de todo, es una mujer que persiste por la magia de su «no-estilo» entre las estanterías de muchos lectores; en todo caso, yo conocí a Clarice durante 2022, un año decisivo en mi vida. En aquel momento yo era un estudiante de Literatura, y, a pesar de conocerla de nombre, nunca había leído algo suyo. Adentrarme en su mundo, porque fue medio año en el que consumí mucha de su bibliografía, resultó en un golpe en el estómago que me dejó sin aliento: ¿que era aquello? ¿cómo es posible que alguien pueda escribir de esta forma? Volví a tener una sensación ya olvidada como lector, esta mujer, ochenta años más vieja que yo, que vivió en otro contexto, otro mundo, me hablaba a mí, conectaba su corazón con el mío. De esa forma quedé obsesionado con ella. Clarice Lispector se convirtió en mi escritora favorita.

Quise terminar 2023 con algo suyo, y, al tiempo, comenzar el nuevo año a su lado. Poder dedicarle tiempo, otra vez, a algo que fuera más allá de los cuentos sueltos que escuchaba camino al trabajo para calmar los nervios. Donde se enseñará a ser feliz y otros escritos podría considerarse una curiosidad. Se trata de un compilado de textos de Lispectos, un par de cuentos por aquí, crónicas por allá, algún ensayo, conversaciones, opiniones y entrevistas. Múltiples facetas que, junto a unos textos introductorios, nos permiten conocer otras facetas de Clarice más allá de la novelista o cuentista.

«Señor, cóncedeme la gracia de pecar. […] Esta vela que he sido, encendida en Tu nombre, ha estado siempre encendida en la luz y no he visto nada. […] Tu violento cielo:»

La pecadora quemada y los ángeles armoniosos.

Así como dice la presentación de este libro, «Clarice Lispector siempre reconoció el fragmento, la anotación dispersa, el fondo de cajón como parte esencial e indisociable de su producción literaria», no solo a causa de su proceso literario, que conoceremos sobre todo en la entrevista que corresponde a la parte final del libro, sino que conforme vemos estos retazos literarios de diversas éatapas de la vida de la autora es posible acercarse más al humano, alejarse un poco de la figura mítica de la escritora. O, por lo menos, acomapañarla, metafóricamente, en ese camino serpenteante que la transformó en lo que fue, por lo que la conocemos. Y he de confesar que eso fue lo que más disfruté de esta lectura, porque pude volver a acercarme a textos como «El triunfo», «Cartas a Hermengardo» o «El huevo y la gallina» (a pesar de que nunca he sido capaz de apreciarlo en su totalidad), pero también descubrí la maravilla de las crónicas tempranas «Donde se enseñará a ser feliz» y «Una visita a la casa de los expósitos».

Así como ya se ha mencionado en otros medios, Clarice, a diferencia de otros autores, es. En el primer relato publicado, «El triunfo», o «Cerca del corazón salvaje» se ve a la misma Clarice de «La pasión según G. H.», por ejemplo y, claro, matizando debidamente esta afirmación. El caso es que se nos permite apreciar esto aquí. Están presentes sus tópicos habituales, tales como la instrospección, su característico flujo de conciencia o el fracaso del lenguaje, pero también la constante pregunta por la vida, la búsqueda de la esperanza junto a la transformación interior, la forma en la que las pasiones se manifiestan por medio de las transgresiones, un profundo amor humano y el poder sobrenatural que ofrecen las cosas más esenciales como que «me parece completamente mágico el hecho de que una oscura y seca simiente contenga en sí una planta verde brillante». De la misma forma, este libro es heterogéneo en tanto a que el estilo de escritura, esa forma tan particular de sintaxis que maneja las composiciones lispectorianas, ya que tenemos la posibilidad de leer su pluma más compleja, como la más profunda (aunque casi siempre van de la mano), así como la sencilla o conmovedora.

Sin embargo, lo que yo más valoré de esta lectura fue conocer y reconocer a Clarice en cada página. Precisamente era ello lo que más necesitaba, volver a ella, no solo a lo que su literatura me hace sentir, sino como puedo interactuar con su propia humanidad. Por ejemplo, gocé tanto «Conversaciones con P.» al ser recopilaciones de charlas que tenía con sus hijos, es decir, disfrutar eso tan íntimo, que no fue pensado para el mundo, entre otras cosas. Aquello me pareció invaluable y, como es usual, todo este libro dejó mi ser renovado, si se quiere.

«—Mamá, estoy triste.

— ¿Por qué?

—Porque es de noche y te quiero.»

Conversaciones con P.

Como agua para chocolate – Laura Esquivel

51fA5pOzM-LTítulo Original: Como agua para chocolate. (México)

Autor: Laura Esquivel. 

Número de páginas: 160 págs.

Formato: Ebook. 

 

Sinopsis: 

Tita y Pedro se aman, sin embargo una antigua tradición impide que puedan casarse, por lo que el joven decide unirse a la hermana de su amada, todo con tal de estar junto a ella. 

Es así como la pareja, pese a toda adversidad consiguen mantener su amor mediante la comunicación de la cocina que prepara Tita para, día con día, demostrarle con más fuerza su amor por Pedro. 

Yo siempre quise leer este libro, desde que entré a la universidad, por algún motivo, el argumento extra dramático me llamaba mucho, siempre he sido un sujeto muy romántico, una obra así me agradaría; fue la segunda mitad de este año que tuve que leer a Gabriel García Márquez como un enajenado, el realismo mágico de Cien Años de Soledad me fascinó de tal forma que he estado buscando otras novelas de ese género, cual fue mi sorpresa al saber que Como Agua para Chocolate era otro exponente de esa corriente. Y entonces cuando redescubrí, por así decirlo, por la fechas decembrinas. Así con Kindle en mano me adentré en la vida de Tita y sus desventuras. 

«Contaba Nacha que Tita fue literalmente empujada a este mundo por un torrente de lágrimas que se desbordaron sobre la mesa y el piso de la cocina.»

Ohhhh, nunca me había metido al México revolucionario, y de hecho antes que nada 2653d276a96e9881a7510144cc2931b8.jpgquisiera decir que me recordó muchísimo el ambiente de Lo que el viento se llevo, de Margaret Mitchell (reseña aquí), el hecho de ser una mujer en un ambiente bélico, como ellas se las tienen que arreglar sin «la autoridad y fuerza masculina que las proteja». Es , aparte, una obra que cuestiona mucho el papel femenino en la época, como la mujer puede obtener independencia por si misma pese a lo que diga la sociedad. Empodera a la mujer (EL EJEMPLO: Gertrudis, la hermana de Tita, que huye de esa vida tan indeseable para conseguir convertirse en generala de la revolución, pasa a ser en cierto momento la voz de la razón para Tita), nos hace sufrir con Tita, sometida durante gran parte de la obra.  

Ay Tita, la novela tiene un dramatismo muy intenso, de una forma en la que solo los autores latinoamericanos pueden, consigue mezclar el dolor, la felicidad, la pena, el extremo erotismo que demuestran sus páginas que es al mismo tiempo inocente. La novela es muy latina, pese a ser colombiano, me sentí muy identificado con ciertas actitudes de la obra (el manual de Carreño, por ejemplo, me mataba de la risa cuando se mencionaba ese dichoso libro), y creo que fue principalmente porque la prosa de Laura Esquivel es muy similar a Gabriel García Márquez en cuestiones del «realismo mágico», esa forma tan peculiar de narrar pero que se vuelve muy adictiva y ligera; hablando del realismo mágico (siento que puedo decir tantas cosas… sin embargo no quiero hacer una crítica literaria, solo una reseña para que te animes a leer el libro) yo creo que si quieres adentrarte en el género, no te vayas con los pesos images.jpgpesados (Cien años, o Pedro Páramo), con esta obra está muy bien empezar, es una pluma ligera pero muy bella, las descripciones, la cocina, los olores, todo enamora en este libro. Los personajes no son para nada planos, los «villanos» por así decirlo, Mamá Elena y Rosaura son profundos, y aunque yo no conseguí congeniar con ellas no me extrañaría que alguien más lo hiciera; Tita, por otro lado, yo diría que es un ángel, una persona que en su sufrimiento lucha con uñas y dientes para conseguir su felicidad, me dio demasiada ternura la forma en la que amó a los dos hombres de su vida, Pedro y John, que podemos comparar con Rhett y Ashley, otra vez llegando a la novela de Mitchell, pues uno es muy varonil y apasionado, mientras el otro suda ternura y comprensión, sin embargo tu llegas a adorarlos a los dos. 

Me gocé este libro, lo amé con toda mi alma, no pude parar de llorar con ese final tan precioso; lo siento, pero no puedo parar de hablar maravillas sobre Laura Esquivel y Como Agua para Chocolate. 

 «Yo no sé por qué nunca me han quedad como a ella y tampoco sé por qué derramo tantas lágrimas cuando las preparo, tal vez porque soy igual de sensible a la cebolla que Tita, mi tía abuela, quien seguirá viviendo mientras haya alguien que cocine sus recetas.»

Mi Calificación: 5/5, ¡inmejorable!