2024 #5: Belladonna – Adalyn Grace

Signa Farrow fue tocada por la muerte… pero no murió. En cambio, todos los tutores que han cuidado de ella están bajo la tumba, mientras que si Signa sufre un evento mortal su cuerpo se reparará hasta quedar como nuevo: esa es su maldición. Así ha vivido durante casi 20 años, sola y odiando a la Muerte con todas sus fuerzas. Sin embargo, cuando viaja con su nueva familia, unos aristocratas en decadencia por la muerte de la madre, junto a una hija terminal, todo empeora. Signa es confrontada por el espectro de la fallecida, asegurando que fue asesinada y la chica peligra el mismo destino, por lo que la joven tiene que hacer a un lado su odio por Muerte, quien cada vez se hace más irresistible, para llegar al fondo del misterio.

AVISO: esta reseña tiene spoilers.

Yo quería leer este libro. Lo quería leer desde que vi su preciosa portada y lo compré en un descuento. La mayoría de opiniones que hay en Goodreads son altamente positivas (lo cual me lleva a cuestionar el mal gusto de la masa). Con este sí que tenía altas expectativas y… qué decepción.

Comencemos por Signa, ah… es muy interesante con ese detalle de que no puede morir, en cierto momento te cuentan que se rompió el cuello y las vértebras se reacomodaron, además se la pasa comiendo belladonna para interactuar con Muerte. Añadamos que aunque sea invulnerable a ella morir sí le duele. Me pareció fascinante, sin contar con el sentido del deber tan fuerte que tiene, que tiene matices, es más que nada una antiheroína, con su propio código moral. ¡Maravilloso!… Hasta que un hombre medianamente guapo se cruza en su camino, porque ella entonces pierde por completo su inteligencia. A este respecto es una exageración de la literatura juvenil, en la que a la fuerza debe haber romance: Signa tiende a sexualizar a cada hombre atractivo que ve, es molesto de tanto que sucede, en especial porque hay un «romance» entre ella y Muerte pero no se siente natural, pareciera la cuota de amor y smut que los libros actuales de fantasía deben tener.

¿Cuál es mi problema con Muerte? Que la muerte es un concepto muy amplio, algo que ha atemorizado y atraído a la humanidad en partes iguales, por lo que en todas las expresiones religiosas y artísticas esta tiene que ver, uno se imagina a la muerte como algo ominoso o bien bello, que está más allá del bien y el mal… En fin. Esta novela plantea a Muerte como un muchacho 1. convenientemente convencionalmente atractivo, 2. extremadamente caprichoso y, de nuevo, convenientemente sarcástico, sexy, atrayente para la protagonista, 3. ¿No es creepy que se haya fijado en Signa desde que la conoció, es decir, desde que era un bebé?, 4. ¿WTF con el triángulo amoroso? Se resuelve de la forma más impensable, en este libro no hay que recurrir a las alternativas probables, sino a las más estúpidas, las que descartas de inmediato. DIOS.

Por otra parte, la historia juega a ser un murder mystery con tintes sobrenaturales. La portada y su contracubierta me ofrecieron una narrativa gótica «sensual», «atrapante», etc. Y… bueno, no porque una obra transcurra en el siglo XIX y tenga fantasmas implica que es gótica, ya que este género implica muchas más cosas de las que Belladonna adolece y/o echa en falta. En segundo lugar, el misterio patina mucho, Adalyn Grace usa el recurso de plantearte un posible asesino, darte los motivos y todo, pero a la hora es el que menos esperabas. No necesariamente es algo malo, Agatha Christie y Camilla Läckberg (autoras que aprecio mucho) recurren a lo mismo, pero en este caso se hace evidente… y cuando el crímen se resuelve, por lo menos a mí no me parecieron suficientes las razones, porque luego hay varios personajes que son sospechosos ideales, pero el culpable es muy (?).

Fan Art de Signa Farrow, hecho por @artbysmashey.

¿Estaré siendo muy duro con Belladonna? No. Hace más de una semana que lo terminé y sigo pensando lo mismo… Pero, no quiero terminar esta reseña sin resaltar algunas cosas buenas que tiene el libro.

Adalyn Grace sabe escribir. Al principio me costó un tris agarrarle el interés al libro, pero en seguida descubrí una narrativa habilidosa, muy buena creando imágenes y describiendo los elementos de forma suficiente, lo suficientemente exhaustiva para que no aburrir al lector. Además, aunque considero que los misterios de este libro tienen una resolución pobre, Grace los hace interesantes en el proceso de investigación, pasan muchas cosas siempre, son cosas importantes, por lo que tuve que hacer un esfuerzo para dejar de leer cuando me tocaba, porque quería saber que pasaba a continuación, estuve varios momento elucubrando que más pasará y que un libro consiga eso siempre es bueno; además, el mundo es fascinante, más que nada a lo que pasa con nosotros una vez morimos, me gustó eso, además los personajes secundarios se ganaron mi interés, sobre todo Blythe, y ella es la única razón por la que leería Foxglove, su secuela.

Aplaudo, igualmente, la producción gráfica del libro, la portada es bien linda, es cómodo de leer, y me gusta esa referencia a que en la trilogía cada título hace referencia a una planta venenosa, siendo 1. Belladonna, 2. Foxglove (Digitalis purpúrea) y 3. Wisteria (Glicinia).

Finalmente fue una decepción, no es el peor libro del año, por lo pronto, pero me esperaba mucho más, Adalyn Grace tenía una gran idea que desperdició por irse a través del camino fácil que cualquier otro Young Adult haría. Sí me interesa continuar con estos libros, pero solo por los secundarios y de todos modos, a menos que vea un descuento jugoso, no le meteré plata a unos libros tan costosos.

2024 #4: El libro de los secretos vivientes – Madeleine Roux

Qué raro haber llegado tan lejos, conocer por fin a su heroína y descubrirla tan ruin y superficial… Era como aterrizar en Pemberley y que Elizabeth Bennet resultara ser una Barbie con mirada de pez y aversión a los libros.

Adelle y Connie son dispares, la primera, interesada en las artes ocultas, la literatura gótica y los romances imposibles, mientras que la otra es una deportista de primera con grandes aspiraciones una vez acabe el colegio. Sin embargo, a ambas las une la pasión por los libros, en especial «Moira», misteriosa novela rosa acerca de un amor dispar en el Boston del siglo XIX. Es imposible localizar a Robin Amery, la autora, y nadie más que ellas, y el señor Straven, dueño de un anticuario, parece saber dobrde su existencia; es entonces cuando Straven les propone un trato, puede introducirlas en la historia, pero, cuando las dos entran, nada está bien. El mundo parece haber sido devorado por un horror incomprensible, que poco a poco devora a los personajes. Entonces, las dos amigas tienen que descubrir que pasa, cómo arreglarlo y poder volver a su casa antes de que todo sea demasiado tarde.

Imagen generada por IA (Inteligencia Artificial) que ilustra el ambiente del libro.

¡Qué vivan los audiolibros! La portada bonita fue una cosa, el argumento otra, pero al escucharlo en Storytel, con un narrador que hizo tan gran trabajo, Madeleine Roux me enamoró por completo. Es una historia bastante juvenil, se nota desde la introducción de los personajes hasta el estilo, una virtud, en efecto, porque la pluma de la autora es sencilla en tanto que es ágil, emocionante y secilla de entender. No por ello dejan de ser llamativas las descripciones, la autora crea un mundo del revés del ideal victoriano que sus protagonistas idealizan antes de infiltrarse en «Moira» . Podría decirse que esto es una mezcla entre Los Bridgerton y H. P. Lovecraft, así que están los vestidos, las fiestas, desmayos, todo minuciosamente retratado, pero también hay criaturas con tentáculos que emergen del océano y se comunican con Adelle y Connie de una forma RE ominosa.

Por eso la trama es bastante interesante, una propuesta diferente cuando pensamos que esto de «entré en mi novela favorita» es algo que ya se está haciendo, sobre todo en las industrias del entretenimiento coreanas y japonesas. Pero aquí es «entré a mi novela favorita y mis actos tienen consecuencias» (de hecho es bastante gracioso como ellas se van dando cuenta de que están cambiando la trama por OBVIAS razones). Me gusta pensar, también, que «El libro de los secretos vivientes» tiene reminiscencias a «In the mouth of madness» de Carpenter, una suerte de juego con la literatura que se mezcla con la realidad de la mano con toda la mitología Lovecraftiana (que Madeleine Roux supo entender, adaptándola de forma accesible para su público). Igual, mis quejas aquí tienen que ver con la trama, sucede que quería más, más intervención de los personajes, un final explicativo, queda ambiguo y que hay momentos donde no parece que vayamos a ninguna parte. Osea, sí, pasan un montón de cosas, pero te quedas con la pregunta de ¿y esto que tiene que ver con la explicación de lo que pasa? Iba por la mitad y no tenía ni una pista de lo que pudiera estar ocurriendo. Eso fue desagradable porque me encantó este libro, pude sentir real interés por todo lo que estaba por acontecer, lo emocionante que fue todo.

A menos que Robin Amery nunca le hubiera entendido lo más mínimo… Había creado un mundo hermoso, pero lo bueno de ese mundo estaba en los pequeños detalles que había descartado, los personajes que se volvían maravillosos por su cuenta.

La autora tuvo tanta razón con la cita anterior… ¿Por qué? Supongo, porque así me huele, que es una estrategia conocida. «Moira», el libro del que están prendadas Adelle y Connie, narra la historia de amor de Moira Byrne, aristocrata bostoniana y Severin Sylvain, un pintor pobre, resultando en un tórrido romance que desafía las normas sociales. En la nueva versión de pesadilla de Moira esto se desbarata, es un «no conozcas a tus héroes» que, pasan a segundo plano, volviéndose insufribles y siniestros. Los carácteres de la novela que tienen importancia son los menospreciados en el texto original, Orla, la mejor amiga de Moira; Caid, uno de sus pretendientes y Missisipi, una ladrona con su banda, conocida como «Los Rodadores». Adelle y Connie no conocen a quienes querían, sino a los que necesitaban conocer para poder crecer y llevar a cabo esto que se llama «el camino del héroe». Es un abanico de personas interesantísimos de los que, por desgracia, hubiera querido conocer mucho más.

Por otra parte, las dos protagonistas son maravillosas. Me enamoré de ellas por igual, de sus deseos, miedos y esperanzas. Soy muy fan de leer más amistades en la literatura juvenil y menos romance que, al respecto, no abunda, gracias a Dios. Hay, un poco, lo suficiente para preparar el desarrollo de Adelle y Connie (me gusta que hay un enfoque LGBTQ+ en estas sub-tramas a los que se les dio una importancia correcta, era necesario tocar ese tema y Madeleine Roux es generosa en ello).

Me quedé con una gran sensación. Como dije, no quería que se acabara el libro, necesitaba más y despedirme de este mundo, historia y personajes me dio un poco duro porque los quería mucho. Por eso siempre tendrán un lugar en mi corazón. (No niego que me gustaría una secuela, juju) Estoy abierto a leer más de Madeleine Roux, que demostró ser una escritora que he de tener en cuenta.

2024 #3: En resumen, una vida maravillosa – Nell Stevens

Algo inesperado, inimaginable. Una sensación de cosquilleo. Un vuelco en el estómago, un hervor en la sangre, una falta de respiración, una sacudida con un nudo en la garganta que reconocí, en aquel mismo momento, como el primer paso tambaleante hacia el enamoramiento.

Me enamoro, p. 18.

Blanca ha muerto. Más concretamente, en 1473, cuando contaba 14 años de edad, en la cartuja de Valldemossa, Mallorca. Desde entonces su travieso fantasma ha convivido (y atormentado) con los monjes durante siglos; ciudado de lo que queda de su familia a lo largo de las generaciones y, en la medida de sus posibilidades, experiementando las mil posibilidades que la eternidad le provee; sin embargo, en invierno de 1838, llegan unos forasteros que la impresionan: se trata de Fréderic Chopin, George Sand y sus hijos, un grupo de gente que no se atiene a las normbas sociales y, por esta razón, provocan una violenta animadversión por parte de los mallorquinos. Blanca se ha enamorado de la indomable George Sand, así se involucra con la familia, aunque ellos no la vean, y busca comprenderlos a todos, mientras ella misma examina su pasado, su vida y lo que la llevó a convertirse en un fantasma.

Mi corazón, o, mejor dicho, el lugar en el que había tenido el corazón cuando estaba viva, alzó el vuelo.

Me enamoro, p. 23.

Con un argumento tan mucho muy interesante, quedé súper impresionado cuando lo tuve en mis manos en una librería. Lo compré y se quedó ahí un par de meses hasta que cogí la voluntad de leer la novela, no podía permitir que se convirtiera en un arrimado «algún día leeré» de mi estantería; George Sand me parece una personalidad muy interesante, de hecho leí algo de ella en el pasado, «Indiana o las pasiones de Madame Delmare» y tengo a la espera «Invierno en Mallorca» (la novela que estoy reseñando y esta que acabo de mencionar abarcan la misma etapa). También estoy esperando a que me paguen para comprar L’Orco. Ahora, queriendo conocer más de su vida, teniendo en cuenta de que a mi me estaban prometiendo una mezcla entre romance, novela histórica y cuento de fantasmas, pues me embarqué en el camino de «En resumen, una vida maravillosa».

Lo primero que puedo decir de una vez, es que estamos hablando de un buen libro, no solo en lo entretenido o vendible que pueda llegar a ser, mucho menos en lo material (la portada es preciosísima y Urano es una editorial maravillosa en ello), sino que es un libro que busca contarte más que solo el argumento. Me da mucho gusto cuando me encuentro con este tipo de literatura porque tengo la oportunidad de volver a leer como cuando estaba en la carrera de letras, hilando filo hasta poder aprovecharlo todo en la obra.

Cuadro de George Sand y Fréderic Chopin por un autor anónimo. Está hecho con base a unos cuadros individuales a manos de Delacroix.

Lo que en principio puede ser un defecto, en este libro no lo siento así: es una obra lenta, el ritmo va con calma y, dado que la protagonista es muy de dar monólogos y caer en el flujo de consciencia. En primer lugar, porque que un libro sea lento no significa que sea malo, y en segundo lugar, porque la tiempo y espacio para abordar mucho. Me topé de buenas a primeras que Nell Stevens tiene un gran interés con la corporalidad: describe harto lo que son procesos del cuerpo como la comida, defecar, vomitar, menstruar, etc. Así como el deseo sexual, las reacciones físicas durante el sexo, las fantasías, esas cosas extrañas que le gustan a las personas. De la mano con esto, abunda la enfermedad, la tuberculosis de Chopin, la muerte de Blanca, y de ahí se agarra para profundizar. Al principio me chocó… no en un mal sentido, sino que no estoy acostumbrado a ello, pero mientras más uno lo piensa más sentido tiene. Blanca es un personaje bastante interesante, gracioso y llamativo, está constantemente horny hacia las mujeres, en especial hacia George… ¡Claro que ella está obsesionada con ver como funcionamos los humanos! No tiene cuerpo, lo perdió a una edad muy temprana, hubo mil y un eventos que no pudo experimentar. Por decirlo de alguna forma, la gente es su principal fuente de entretenimiento, lo que la convierte en una cotilla (cosa que amo), pero al mismo tiempo el cuerpo es una experiencia traumática para Blanca, su muerte, lo cual es un spoiler importante, viene muy involucrada a esto y no es posible hablar de lo uno sin tocar lo otro.

Por otra parte, en estos flujos de consciencia que tiene Blanca, también hay momentos en los que ella se adentra en la mente de los vivos, por lo que podemos viajar a sus pasados: adentrarnos en sus emociones, en una familia que en un primer vistazo se ve unida, pero que poco a poco las grietas que la quebrantan salen a la luz. La autora creó un abanico de personajes humanos, tienen unos anhelos y sufrimientos tan reales que te duelen, los sientes, por ejemplo que a uno lo carcoman los pensamientos intrusivos, el egoísmo del amor, sufrir cuando reconoces que tu madre no te ama, la desconexión emocional con los hijos, entre muchas otras complejidades del alma humana, que mientras más lo piensas, y el libro lo recalca de una forma espectacular, es algo maravilloso. Su título «En resumen, una vida maravillosa» puede parecer extraño al principio porque si bien tiene sus momentos graciosos, el estilo de la autora, los hechos y lo demás muestran una novela muy triste. Sin embargo, ante la perspectiva de ser un espíritu, cualquier vida llega a ser preciosa, vivir es practicamente un milagro, la cantidad de oportunidades y hechos que puedan acontecer son cosas inadvertidas en el remolino del vivir.

Lo escucha tocar y trata de aprenderse la melodía de memoria. Nocturno, op. 27, n.° 2 en re bemol mayor: vibrante y triste, notas que se mueven como la gravilla bajo los pies en un camino escarpado. La sorpresa discordante del la natural que parece ser un error al principio hasta que mantiene su presencia y se gana su lugar en la composición. Aleteos de ornamentación que se tocan de forma lenta y deliberada: susurros añadidos y urgentes. Piensa: lo recordaré. […] Soy el la natural en el re bemol mayor de Chopin.

George Recuerda, p. 300.

Quiero mencionar también la relación íntima entre la vida y el arte. Nell Stevens es una maestra describiendo los efectos que tiene el arte en el alma humana, también como Blanca interactua, por ejemplo, con la música de Chopin, es poesía pura lo que esta mujer plasma en las páginas. Además hace una de las relaciones más acertadas, la vida + el arte, como, para algunas personas, un vida sin el arte es invivible, es una necesidad básica. El recordatorio que no solo basta con saciar lo del cuerpo, sino lo del alma con igual importancia.

En resumen, fue un constante disfrute para mí. Me regalé la oportunidad de disfrutar tan notable novela. No sé hasta que punto puedo aprender históricamente de ella, claro, pero con todas las virtudes que tienen, ello pasa un poco a un segundo plano. La recomiendo muchísimo, exige paciencia, sí, pero merece la pena. En todo caso, si tengo que hablar de defectos del libro, solo mencionaría dos: el primero es que de alguna forma me vendieron la idea de que tendría un enfoque sáfico que me interesaba mucho pero, si bien algo ahí hay, claro, no es explotado con suficiencia. El asunto de que Blanca esté enamorada de George, y que ella se sienta atraída a mujeres después de muerta le doy una explicación más que Sand le recuerda, o le impone mucho la vida, cosa que ella busca, y pues uno muerto se desprende de cualquier gusto específico; por otra parte, el final de la novela es muy apresurado. Me llevaron con muchas sensaciones, enfoques, miradas, etc. A lo largo de 320 páginas, pero la autora lo resuelve tan de afán que lo único que puedo pensar es que no sabía como acabarlo.

Pero, bah, soldado advertido no muere en guerra, y me gustó muuuuuucho. Lo recomiendo mil y un veces, me parece de esos libros que a uno le tocan resto la fibra sensible, lo ponen a uno a pensar y se quedan ahí pululando en la mente durante mucho tiempo.

2024 #2: Rosina o la prisión del castillo de Chagres – Juan José Nieto Gil

Hasta la calma, que en tierra es el símbolo de la paz y el reposo, en el mar es tan tremenda como todo lo que le pertenece.

Carta 1.

«Rosina o la prisión del castillo de Chagres» es una de las novelas del escritor colombiano Juan José Nieto Gil, quien, al mismo tiempo, fue único presidente afrodescendiente de Colombia, a medidados del siglo XIX, cuando el país, en una de sus muchas crisis, estaba en un constante requiebro por las diferencias políticas; Nieto Gil fue autor de otras obras como «Ingermina» o «Los Moriscos, y en «Rosina» (1852) toca temas comunes en su producción literaria e intelectual: la lucha por los derechos del ser humano, buscar un estado que no esté centralizado o la justicia.

Pintura al óleo de Juan José Nieto Gil

Ahora bien, lo cierto es que yo sabía de este presidente (por medios autodidáctas, ya que esta figura histórica no se suele enseñar en las escuelas colombianas, sin duda una pena), aunque más que nada como una suerte de curiosidad, si cabe decirlo: «¿sabías que Colombia tuvo un presidente afro durante seis meses en el siglo XIX?». En todo caso, descubrí a la editorial independiente Filomena Edita durante una feria editorial en Bogotá en diciembre de 2023. Ellos tienen en su catálogo la presente obra y «Los moriscos», y yo, que siempre he sentido una viva atracción a todo lo que va del siglo XVIII a comienzos del XX opté por este título, queriendo (y así como manifiestan los editores en el interesantísimo y completo prólogo) conocer más del patrimonio literario de mi país.

«Rosina», como tal, narra la historia de Clementina de Remón, que viaja de Cádiz con su padre, militar, y su hermano pequeño a la prisión del Castillo de Chagres, lo que hoy corresponde a Panamá, durante la década de 1770. La novela es epistolar, y narra el intercambio de cartas entre ella y su mejor amiga, Elisa de Sandoval, quien vive en La Habana; ahora bien, la existencia en Chagres resulta pesada para Clementina, al ser un ambiente nocivo física y espiritualmente. No obstante, conoce a la hija de uno de los prisioneros, Rosina de Soulendar, doncella dotada de las mejores virtudes a las que una chica de su época ha de aspirar. Esta amistad, junto a la correspondencia entre las dos viejas amigas, narrará un ir y venir de los dramas internos en la prisión, las injusticias humanas y los variables sentimientos de los corazones humanos.

En primer lugar, este detalle de que fuera una novela epistolar, muy al estilo de la narrativa durante el siglo XVIII me gustó mucho. Me recordó a «Las amistades peligrosas» o «Evelina». Si bien es cierto que para la época de su publicación, ya a mediados del siglo XIX, ya habían otras métodos de contar un relato, funciona con naturalidad. Aquí el autor hace algo diferente, te deja en claro que esto es una obra de ficción a pesar de las cartas, un conducto para expresar todo lo que tiene que decir (no por nada, él mismo estuvo prisionero en el castillo de San Lorenzo de Chagres). Por otra parte, da una sensación de intimidad que facilita la simpatía con los personajes.

Al respecto es curioso, o al menos así me ocurrió, que sentí una gran conexión con Elisa, Clementina y Rosina (al punto que no entiendo por qué la novela se llama Rosina, hubiera preferido algo así como Las mujeres de Chagres, por ejemplo, porque todas tienen su importancia en cierta medida). Sus requiebros me dolieron, así como gocé con sus alegrías; el detalle es que, al mismo tiempo, el autor tiene ciertas opiniones sobre lo que debe ser la mujer y la feminidad que me sacaron por completo de contexto, se inscribe el discurso en la diégesis de un modo tan impostado que las protagonistas se transforman en marionetas. Creo que ese es el único defecto del que adolece la obra.

Yo no sé cómo hay hombres que prefiriendo ser temidos; renuncian al placer de ser amados.

Carta 4.

Nieto Gil se pregunta constantemente acerca de la humanidad, la capacidad que tenemos de la misericordia y la justicia. El castillo de Chagres es una especie de avatar de todo lo contrario. Entre sus paredes la tiranía habita, atormentando a los reos o ennegreciendo sus corazones con la peor maldad. No es sino hasta que Clementina con su familia llegan que se empieza a instaurar algo de bondad; se plantea la necesidad de repensar la forma en que se castiga a las personas que delinquen, si acaso no hay castigos que son demasiado duros, junto a la crítica de las fuerzas de poder que no hacen sino empeorar la calidad de vida humana a causa de la desidia o torturas.

Es importante agregar que esta es la primera vez que se publica la novela desde hace más de 160 años. ¿Por qué ocurrió esto? El prólogo (y yo estoy de acuerdo con eso) manifiesta que el origen de su autor, sin mencionar que se publicó en un periódico que no pertenecía a la capital de Colombia lo sumieron en el olvido durante tanto tiempo. Otros autores contempóraneos como Soledad Acosta o Jorge Isaacs han trascendido precisamente por este hecho, ya que Colombia ha sido un país con la tendencia de centrar el poder y la cultura en sus ciudades con más presencia; pensando en este hecho, me gustó que la narrativa está muy pendiente, mediante un estilo romántico de estética elegante, de cómo es la vida en lo que hoy conocemos como la costa colombiana. Las tradiciones, arquitectura, costumbres, etc, se informan con lujo de detalle, aprovechando que tenemos una narradora extranjera, quien, al mismo tiempo, lo absorbe todo con vivo interés. Fue agradable ver ese «oye, acá también es importante, no todo es Santa Fe de Bogotá». Eso me dio mucho que pensar, es decir, la forma en la que el centro piensa de las periferias, recordando cuando leí «Una holandesa en América» de Soledad Acosta (libro notable, muy recomendado), ya que Lucía, su protagonista, hace una parada en Santa Marta describiendo la ciudad con sumo desagrado, despreciando a los habitantes negros y su calor infernal, mientras que, como ya he dicho antes, Clementina está atraída por lo que ve en la misma ciudad y otras de la zona.

«Rosina, o la prisión del castillo de Chagres» resultó ser una lectura muy agradable, en la que pude aprender, reflexionar y disfrutar a partes iguales. Al mismo tiempo me da gusto de la labor de recuperación que hizo la editorial con esta novela, que está acompañada con unas ilustraciones muy bonitas que hacen del libro no solo una pieza de lectura importante. De acuerdo a mi experiencia, veo muy probable que en el futuro vuelva a acercarme a Juan José Nieto Gil con alguna de sus otras novelas.

«Rosina o la prisión del castillo de Chagres».

El despertar

Ambientada en Nueva Orléans y la costa meridional de Luisiana a finales del siglo XIX, la trama gira en torno a Edna Pontellier y su lucha por reconciliar sus puntos de vista, que se alejan cada vez con más fuerza, de la ortodoxia sobre la feminidad y la maternidad con las actitudes sociales prevalentes del Sur en el cambio de siglo. Es una de las primeras novelas estadounidenses que se centra en temas de la mujer sin condescendencia. Considerada a menudo como la Madame Bovary criolla, la protagonista, Edna Pontellier, es una mujer burguesa que entra en crisis al poner en duda el papel del matrimonio y la maternidad, manifiesta abiertamente su deseo sexual y decide romper con toda la seguridad que le otorga su privilegiado estatus social. (extraído: https://calixtaeditores.com/product/el-despertar/)

«Toda la vida había estado acostumbrada a albergar pensamientos y emociones que nunca se expresaban. Nunca se habían asumido tantos forcejeos. Le pertenecían, eran suyos; estaba convencida de tener derecho a ellos y de que no concernían a nadie, excepto a ella.»

Página 89.

Aviso, como siempre, el análisis tendrá spoilers de la obra.

Kate Chopin es esa clase de autoras que tienen cierto reconocimiento en el mundo anglosajón, pero aún falta mucho por lograr en los países hispanohablantes (al menos Latinoamérica, que yo sepa), y resulta francamente fascinante. Así como Emilia Pardo Bazán con su Insolación, El despertar ofrece una nueva visión del feminismo del siglo XIX/comienzos del XX que no se tiene muy en cuenta. Ya se planteó, gracias a mujeres tan importantes como Mary Wollstonecraft, a la mujer como sujeto intelectual y político, pero esta clase de autoras como Chopin, requieren un reconocimiento en otros aspectos, como la mujer como sujeto que busca su propia realización o su placer sexual.

Ilustración interior.

No me gusta esa clase de comparaciones, más todavía porque estamos comparando a una escritora con escritores hombres, y es evidente que la percepción del mundo es diferente. Aunque en un principio pueda parecer que el argumento y protagonista de El despertar pueda parecer similar a Madame Bovary, por ejemplo, nada más alejado de la realidad, pues solo se hace la comparativa por simplismo, ya que ambas obras comparten el tropo del adulterio.

Vale, sí, el adulterio está, pero no es, ni de lejos, a lo que va libro. No, es necesario aproximarse al título, entonces, El despertar, es la progresiva toma de consciencia de su protagonista, Edna Pontellier, acerca de su lugar en la sociedad, de qué forma quiere vivir, y las formas en las que ama, o más bien, debería amar. Además es un leeeento despertar (en relación con la cantidad de páginas, me refiero), ya que las primeras cien páginas del libro corresponden esto mismo, y cuando esta etapa (lo que corresponde a la estadía en Grand Isle) termina, apenas vamos en la mitad del proceso; es quizá esto un defecto de la obra, hay ocasiones en los que el ritmo decae, aunque sí es de esos libros en los que no pasa nada pero al mismo tiempo pasa todo, me parece que la autora peca de aburrida en ciertas partes que podrían agilizarse más porque la lectura llega a volverse complicada, tampoco ayuda el la prosa, descriptiva, a veces preciosista y sensual, que no está mal, pero con un ritmo lento se hace difícil. Ah, pero cuando superamos la parte de Grand Isle esto se reduce considerablemente, porque, digamos, es cuando el libro coge carrerita; creo que esto es porque Kate Chopin era esencialmente una cuentista, y eran relatos cortos, entonces me pregunto si es que le costó un poco trasladarse a algo más estructurado como una novela (aunque desconozco como será su otra novela, El error de Teresa).

«El instinto la había impulsado a dejar de lado la generosidad de su marido al haberse desprendido de su lealtad. No sabía qué sucedería cuando él volviera. Tendría que haber un acuerdo, una explicación. Ella sentía que las condiciones se ajustarían por sí mismas, pero, sin importar lo que pasara, había decidido no volver a pertenecer a nadie más que a sí misma.»

Página 144.

Mme. Bovary o Anna Karenina entienden la infidelidad de sus protagonistas de unas formas muy específicas. Además, ellas terminan siendo condenadas, de alguna forma, por sus actos. Desde Anna por ser egoísta ante la idea de nación que plantea Tolstoi de Rusia ante otros países europeos (recordar la decadencia del viejo continente de la que se habla en la literatura de ese tiempo), hasta Emma, con sus delirios que luego se transformarían en este trastorno de la conducta que se llama bovarismo. En cambio, Edna se suicida (y odio que se haya suicidado. Todavía sueño con una novela de ese tiempo en el que la mujer pueda quedarse bien y sola, lo más cercano que he encontrado es el final de Indiana, de George Sand), pero no es por un hombre, mucho menos por deudas, sino por saber que realmente no será libre como desea serlo en sus circunstancias, y una vida así no quiere vivirla.

Paseo a orillas del mar, de Joaquín Sorolla y Bastida (1909).

Kate Chopin ve las circunstancias de la mujer occidental del siglo XIX con una mirada increíblemente afín a nuestra actualidad. Lo que ella exige es por lo que hoy las mujeres siguen luchando. Cosas como la noción de que la vida de una mujer debe ir más allá de la maternidad, y a su vez, que no todas las madres quisieron serlo y no aman incondicionalmente a sus hijos; la mujer como persona que vive de su trabajo, en el caso de Edna, su arte, y unido a esto, la independencia, aka, tener vivienda propia; y, como ya mencioné antes, la búsqueda de la libertad, la esencia propia, y una revolución sexual, ya que, tiene un amante específico, Alcée Arobin, pero no hay un amor de por medio, ni un sentido de fidelidad con el hombre que ama, Robert Lebrun, ni su marido.

«—Renunciaría a lo superfluo; daría mi dinero, daría mi vida por mis hijos; pero no me daría a mí misma.»  

Página 89.

Por eso rescato la importancia del despertar, una obra revolucionaria en muchos aspectos, diferente, no solo a sus novelas contemporáneas, sino a otras mujeres que reivindicaron su género mediante su escritura. Mi calificación subjetiva es 4,3 de 5 estrellas ★★★

Las doncellas de óxido

Verano de 1980 en Cleveland, Ohio. Phoebe Shaw, y su prima y mejor amiga, Jacqueline, acaban de graduarse en la escuela de secundaria en medio de un futuro del todo desalentador e incierto. Toda la ciudad está copada de fábricas abandonadas que pueblan el horizonte, y la sombra de una huelga sobrevuela la rutina que gobierna sus vidas…
Pero, nada de eso es equiparable a lo que está ocurriendo en su propio vecindario. Las chicas con las que Phoebe y Jacqueline han crecido, están mutando. El pistoletazo de ese cambio lo dará el descubrimiento de unas oscuras huellas acuosas sobre la acera. Una a una, las jóvenes se van marchitando: sus uñas se transforman en cristales rotos, y sus huesos se convierten en metales oxidados que corrompen su carne.
Nadie puede explicar qué es lo que pasa con las chicas de la calle Denton; nadie, salvo quizá ellas mismas
. (extraído de: https://dilatandomenteseditorial.com/inicio/80-las-doncellas-de-oxido-de-gwendolyn-kiste.html)

“I’m a woman with almost half a century of life experience, who still can’t do a convincing impression of a human being.”

(Nota al pie: los extractos están en inglés porque lo escuché en formato audiolibro.)

Por alguna razón, abrí los ojos y descubrí que una novela de terror estaba siendo comentada por personas con las comparto gustos literarios. Fue como, de esos libros que «anotas» en tu lista de pendientes porque el argumento te pareció interesante, pero ahí se quedan hasta que un suceso excepcional te haga leerlo, o bien no lo lees nunca. Así me pasó con Las doncellas de óxido, no fue sino hasta que Storytel subió el audiolibro (porque, al parecer, es imposible encontrar los libros de Dilatando Mentes fuera de España y yo soy de Latinoamérica). Resultó ser la primera lectura que hice en el año y, curiosamente, fue bastante apropiada con las circunstancias actuales de mi vida. Además me dejó algunas cosas en las que pensar y que plasmaré en esta reseña.

Ilustración interior.

Las doncellas de óxido es esa clase de libro que desde hace rato estaba buscando: una novela de terror que, por la forma en la que está escrita, y los temas que aborda, más que asustarme, quería sentir una profunda desesperanza en el alma, quería deprimirme, por primera vez, a voluntad propia. El libro tiene una esencia tal, que me resulta imposible no compararla con otra obra del género, pero no en el mismo formato, y me refiero a la franquicia de videojuegos Silent Hill. Parecido en el sentido de, aunque el elemento visual del shock está ahí, en el juego, la gran variedad de criaturas espeluznantes, y en la novela, la lenta degeneración de los cuerpos de las doncellas, la importancia no recae en el body horror, sino, más bien, en la psicología de sus personajes, la forma en la que el trauma les afecta y de qué forma se materializa en el entorno que los rodea.

Gracias a esto, la novela tiene unos tintes depresivos fortísimos. A esto ayuda que está contada en dos tiempos, la actualidad (para el relato, 2008), cuando Phoebe Shaw, la protagonista, debe volver a la calle Dalton, casi treinta años después de los hechos, para recoger lo poco que queda de su juventud, antes de que demuelan toda la manzana. Allí revivirá su juventud, no solo por la nostalgia, sino por personas que una vez hicieron parte de su vida, o algunos que insisten en recordarle eso que siempre ha luchado por olvidar; en el otro lado, el pasado (el verano de 1980), cuando comenzó todo. Una vez graduadas del colegio, Phoebe, y su prima Jacqueline, son testigos de como, de la nada, las muchachas de la calle Dalton sufren una metamorfosis lenta y tortuosa; si al principio es evidente la atmósfera de desolación (uno de los puntos fuertes del relato es la atmósfera envolvente que Gwendolyn Kiste consigue), por el abandono del barrio, la contaminación y la inminente destrucción, el pasado no se salva, no es como ese tropo de «los tiempos de antes eran mejores», sino que la tensión de la crisis, social y económica, azota el ambiente. Si el hoy es duro, el ayer era peor. Es una constante la reticencia de Phoebe por recordar cuando las doncellas de óxido comenzaron a manifestarse.

“The houses were there, of course, just like they should be. But the draped windows stared out at me, drowsing eyes that never rested, and a scent of rotten earth and restlessness breezed through the neighborhood.”

Algo bien curioso que me pasó escuchando el audiolibro fue que la descripción de las doncellas de óxido nunca es clara. En sí, es altamente descriptiva, uno puede imaginarse a que huelen, y ciertas partes de sus cuerpos, pero en general es algo más bien abstracto, mi cerebro era cada vez menos capaz de recrear las descripciones conforme la metamorfosis se desarrollaba. Uno se imagina que no poder evocar una imagen clara en la narrativa es un error garrafal, pero, cosa curiosa, me gustó eso, porque, de hecho, todo en las doncellas de óxido es ambiguo. Gwendolyn Kiste no se molesta en dar una explicación clara del origen de este cambio tan drástico. Si catalogáramos la novela en el género de realismo mágico, sería perfecto, porque solo ocurrió ahí el Cleveland, y podría haber ocurrido en cualquier otra parte deprimida del mundo. Considero que lo más cercano a una explicación vendría a ser cómo las cinco chicas somatizan su deseo de ser plenamente libres de cualquier atadura a un mundo humano cada vez más decadente. Ellas comprenden, en varios aspectos, sectores oprimidos en la sociedad: para empezar, son mujeres que viven en áreas empobrecidas e industriales. Por otra parte, una es una madre adolescente, otra es hija de un padre abusivo, otra de una madre sobreprotectora, mientras que las dos que quedan son víctimas de la presión de las expectativas. Esto, para mi, se ve confirmado con la última aparición de las doncellas de óxido, convertidas en un mero concepto, que viven en cada partícula, gota o mancha, porque solo así pueden ser realmente libres, no siendo humanas.

Ilustración interior.

En sí, el libro no da miedo. Como dije, es más bien algo psicológico y un terror sordo, que se cuece por debajo de la mesa. Las doncellas no son el motivo del temor, sino la forma en la que la sociedad las concibe y las rechaza. Constantemente Phoebe le recrimina a todos y a ella misma la incapacidad de aceptar de nuevo a las chicas como medio para salvarlas de su funesto destino; me he dado cuenta que la narrativa de terror estadounidense tiende a reflejar en su narrativa la crisis social que siempre han afrontado. Cosas como la intolerancia, la apatía y la excesiva individualidad se plasman no solo en este libro, sino también en otros como Carrie, It, Amigo imaginario o La chica de al lado. Víctimas de un capitalismo que los oprime, pero ellos se apropian para oprimir de la misma forma, es inquietante leer (o, en mi caso, escuchar) como muchos de los vecinos se esfuerzan por buscar algún modo de culpar a las doncellas de óxido por los problemas que afrontan, hasta llegar a un límite en el que ellos no pueden escapar de su espiral de desencuentros.

Creo que la única pega que tiene el libro es que la autora no supo desarrollar a los personajes. Phoebe muchas veces resulta estresante, y no muestra un desarrollo real, uno pensaría que al tratar con el mismo personaje pero con un abismo de veintiocho años entre un pedazo y el otro, tendría que haber marcadas diferencias, pero no, sigue comportándose igual, como si el paso de los años en su cerebro no hubiese ocurrido. Por otra parte, llega a molestar que tenga un complejo de salvadora tan marcado, y es reiterativa con eso, a cada rato, tengo que salvar a tal o pascual, o bien, no pude salvar a las chicas, y yo entiendo el trauma, vale, pero igual un poco más de estructura y desarrollo más allá de sus tormentos hubiera estado bien. De resto, es el único personaje medianamente hecho, porque los demás no son más que el papel que cumplen dentro de la historia. Y es realmente una pena, porque de otra forma hubiera sido un libro de cinco estrellas, porque los otros aspectos son favorables, hasta el estilo de escritura, que, a pesar de no tener momentos de tensión insostenible, el fluido y lleno de metáforas bellas y/o fascinantes.

Una forma que yo describiría este libro sería parafraseando un pasaje del mismo, en el que se dice que, así como novelas tipo Anna Karenina o Madame Bovary, las doncellas de óxido son mujeres que tienen que enfrentarse a un destino que no es el suyo.

“It was the most beautiful and horrible thing I’d ever seen, watching her become all that she was meant to be.”

Esta vez, será un 4,3 de 5 estrellas ★★★

Un cuento de enfermera

Kate Snow, narradora de esta novela, es una enfermera –como lo fue la propia autora– contratada para ocuparse de Elinor, la hija pequeña de la familia Carruth, aquejada por una extraña enfermedad mental. Kate intentará desde el primer día entender por qué el joven Robert Steele, amigo de la familia, mantiene un control absoluto sobre todo lo que ocurre en casa de los Carruth. Auténtico laberinto de engaños, misterios y pasiones, con un sorprendente final, esta novela de intriga cuasi policial sobre la maldición de una estirpe, recuerda algunas de las mejores páginas de Wilkie Collins, las hermanas Brontë o Jane Austen. (Extraído de: https://calixtaeditores.com/product/un-cuento-de-enfermera/)

Cuando uno piensa en Louisa May Alcott, la mente siempre acaba yéndose hacia «Mujercitas» y todas las obras que derivan de esta. La cosa es que, en primer lugar, esta obra «cumbre» no le gustaba a su autora, ella la escribió porque le daba ingresos, básicamente, y eso me lleva a el segundo punto, muchas de los otros escritos de Alcott son de misterio, así como esta novela (otros pueden ser «Tras la máscara» o «Un susurro en la oscuridad»); mi sorpresa fue grande cuando vi que la editorial Calixta, nativa de Colombia, decidió sacar una línea de clásicos policiacos con este título en sus filas. 

Confieso que cuando leí la contracubierta pensé que tenía ante mí una novela de terror muy al estilo de «El papel pintado amarillo», de Charlotte Perkins Gilman, es decir, clásico que habla de enfermedades mentales, una trama misteriosa… mis referencias me indicaban una sola cosa. 

Sin embargo, me equivoqué. 

«—Sí, ayúdeme, ámeme, sálveme si puede; ninguna afligida criatura en el mundo la necesita tanto como yo a usted.»

Sí, es una novela de misterio. No se si decir si policiaca como tal, porque no hay un crimen per se, pero hay algo que toca resolver, un secreto de esos impronunciables que tanto le gustaba a los escritores victorianos. Además hay una persona que está loca, sí, inclusive podríamos hablar de ese tropo de la loca del ático, pero la autora le da una vuelta de tuerca a muchos de los temas que ya eran lugar común en la literatura de suspenso en el siglo XIX. 

Portada del libro, a cargo de Calixta Editores.

En primer lugar, tengo que destacar la relación que tienen la protagonista, Kate Snow, y el antagonista, el señor Steele. A ver, por lo general el malo es muy malo (estoy hablando de las novelas del siglo XIX para atrás), bien puede tener sus motivaciones válidas, pero el punto es que mantiene una constante enemistad con el héroe o heroína, esta última más frecuente en la novela gótica. Aquí es diferente. Desde el principio Kate se da cuenta que la influencia que tiene Steele sobre la familia Carruth es nociva, no hizo falta que Elinor se lo advirtiera, pero lo interesante es la dinámica que ambos tienen, porque, más que ser archienemigos, parecen más bien colegas, como mucho rivales amistosos; Steele cree haber dado un paso más adelante que Kate, pero ella, cuando el menos lo espera, lo rebasa en su carrera para conseguir sus objetivos (el de Steele, controlar a los Carruth mediante un secreto que no puede revelar antes de año nuevo, y Kate, proteger a la familia y liberarla de su yugo) y viceversa, se muerden la cola el uno al otro, pero al mismo tiempo se tratan como amigos, como si se jugaran bromas y olvidaran que el asunto es en serio. Esto hace que sea divertido, no la batalla del bien contra el mal de la que ya estamos acostumbrados. Para haber sido publicada en 1865, es refrescante.  

¡Hablemos de Kate! (y de los demás personajes, en general). ¿Qué es una heroína del siglo XIX? Recatada, recta, muy moral, hermosa, sin duda alguna, y, una de dos, y aquí me río por mi queda Jane, o sensatez, o sentimiento. Bueno, Kate es mucho más compleja que esas características. Louisa May Alcott se las arregla para delinear un personaje femenino que tiene las características del hombre de su tiempo sin parecer problemático. Kate Snow es tierna, dulce, no porque su profesión de enfermera lo demande, sino porque se trata de su naturaleza, también trabajadora, pero al mismo tiempo increíblemente inteligente, astuta, que, muy a su pesar, no teme en usar su feminidad para conseguir lo quiere, y con esto no es una antiheroína, como otros ejemplos de la literatura (Scarlett O’Hara, Emma Bovary o Ellen Olenska). Y es que, cuando pienso en una enfermera, o institutriz en la literatura, me imagino a Jane Eyre o Agnes Grey, ambas muy… victorianas, pero Kate tiene más fuerza y es, sin duda, una protagonista más que memorable. 

«Un cuento de enfermera» tiene un limitado abanico de personajes, y los que más destacan son los femeninos; importantes, hay cuatro mujeres, todas distintas la una de la otra. Exceptuando a Kate, están las tres mujeres Carruth, la madre, Elinor, la enferma, y la menor, Amy. A parte, son bastante engañosas, porque uno piensa una cosa, pero luego hay un giro que borra esas impresiones, o quizá no, en otros casos, son ellas, junto con Steele, las que mueven la trama. Pero bueno, algo que sí es cierto es que los Carruth son una familia de mártires. Operan en función a ese secreto que los oprime, y lo llevan como una cruz que hay que cargar dignamente, los dos hermanos, Harry y Augustine, el primero es un libertino y el otro un cura, son más planos, pero igual cumplen su función. En el caso de Steele, aunque más matizado que los anteriores, porque sabemos sus debilidades, fortalezas y motivaciones, sigue siendo un poco de lo mismo, o al menos yo lo sentí así. No sé si sea porque en aquel tiempo una mujer, relegada como estaba a unos roles más que específicos, podía ofrecer más posibilidades en la ficción.

«Diría que usted no tiene sentimientos de no ser porque pone tantos en su música que sería capaz de emocionar hasta a una piedra.»

Por otra parte, la pluma de Louisa May Alcott tiene un buen ritmo, casi en ningún momento sentí pesada la lectura. Se notan ya ese estilo tan agradable que muestra en «Mujercitas», que se publicaría tres años después que esta pequeña novela. Yo tengo muchos sentimientos… raros con la autora, principalmente porque «Aquellas mujercitas» me disgustó a niveles impresionantes, pero no por eso voy a negar que la prosa de ella es, diría yo, muy tierna. Al ser tierna, uno genera un lazo con los personajes con facilidad, lo que es algo bastante difícil en la literatura. 

A diferencia de otras novelas, como «Jane Eyre», principalmente, Louisa May Alcott trata a los enfermos mentales con una dignidad que por su época sorprende. Kate Snow trata con cariño y paciencia a Elinor, quién no parece una desquiciada, tengo que decirlo, e incluso la toma en serio, la ve como una persona, un ser humano que, por la crueldad del destino, requiere un trato más especializado, pero no por eso menos válido. No puedo evitar poner a Alcott por encima de Charlotte Brontë en este aspecto, ya que esta ultima trata a los locos como animales o seres perversos. 

Ay, ¡Odio hablar de los defectos de un libro con muchos méritos! Pero, como todo, esta obra no es perfecta. No tiene muchos fallos, el principal es que hay un melodrama en la historia que es completamente innecesario; las novelas no necesitan romance siempre, y no me cansaré de decirlo, y creo que esta opinión es contraria a lo que otros lectores piensan, PERO ES QUE NO PUEDES METER AMOR EN TODO LO QUE LEES el exceso de melodrama en el libro me dañó la lectura ya cerca del final, en realidad si esto no hubiera estado, habría leído un libro de cinco estrellas. Cosas como el amor, la muerte, ese tipo de cosas, están bien, pero solo cuando la trama lo exige, no cuando uno quiera, porque, de otra forma, se nota lo artificial e innecesario que es. Pero, eh, en serio que es un buen libro. Más allá de ser entretenido o no (es entretenido, los personajes femeninos memorables), tiene mucho que decir, y me parece sentir este tipo de estilos en autoras posteriores como Edith Wharton. Desde hace rato quería leer la obra de misterio de Louisa May Alcott y estoy seguro de que en algún momento volveré a sus páginas. En ese orden de ideas, mi puntuación es 3,9 de 5 ★★★

¿Y a ti que te pareció? ¿Disfrutaste el libro, o no te gustó? Te invito a dejar tus opiniones en los comentarios. 

La Inquilina de Wildfell Hall – Anne Brontë

The Tenant Of Wildfell Hall

En un pequeño pueblo inglés, donde nada raro pasa y sus habitantes viven apaciblemente, serán sorprendidos por la llegada de una misteriosa viuda con su hijo, quienes se instalan en la ruinosa mansión de Wildfell Hall; en cuanto llegan despertarán la atención del joven Gilbert, quién, sorprendido ante el misterio, misantropía y radicales opiniones de la dama, entrará tanto a su vida que vivirá con ella su tormentoso pasado: una denuncia a la violencia e hipocresía inglesa. 

 

¿Anne Brontë? 

Anne, la menor de las tres hermanas Brontë, es la más desconocida de este trío literario que sacudió la sociedad victoriana de la primera mitad del siglo XIX. Si bien Jane Eyre Anne Brontë(Charlotte Brontë) o Cumbres Borrascosas (Emily Brontë) hacen parte del imaginario de la literatura inglesa, Anne tiene no poco méritos para estar en el mismo lugar que sus hermanas; su narrativa no es gótica, intensa y romántica como es la de sus dos hermanas, siendo que se caracteriza por un disonante realismo que escandalizó a la sociedad inglesa de su momento.

Anne Brontë nació en 1820, vive una vida en el páramo (al igual que Charlotte y Emily); estudia en un internado, se convierte en institutriz para familias adineradas. Sin embargo abandona esta ocupación ante su inconformismo con la burguesía y los hacendados; muere en 1849, de tuberculosis, al igual que el resto de su familia, la maldición de los Brontë, y con su muerte se pierden sus obras (Agnes Grey, publicada en 1847, y La Inquilina de Wildfell Hall, 1848), quizá en parte por el esfuerzo de Charlotte Brontë por opacar su transgresora pluma, pero como un fénix, renace y en la actualidad va recuperando el papel que desde siempre mereció tener.

«-Pero usted afirma que la virtud solo se pone al descubierto con la tentación; y usted piensa que una mujer no debe ser expuesta en absoluto a la tentación, ni informada a lo más mínimo sobre el vicio o cualquier cosa relacionada con él.»

La Inquilina de Wildfell Hall, como muchas novelas de su tiempo (por ejemplo, Jane Eyre) simula una estructura de biografía/novela epistolar, es decir, un compendio de cartas que hacen de excusa para poder contar una historia que juega con el límite de la realidad y la ficción. Así pues, la novela es una anécdota que le cuenta un maduro Gilbert Markham a su amigo Hatford sobre un curioso suceso que ocurrió en su juventud, veinte años antes, en 1827: al pueblo donde vivían llega una madre viuda con su pequeño, ocupando una parte del ruinoso caserón llamado Wildfell Hall.

Desde que supe de esta novela tuve una ansiedad muy grande de leerla, pero no fue hasta hace un par de años que logré conseguir una edición decente. A propósito de la cuarentena que vivimos, y tras leer a Charlotte con su novela estrella, me acerqué por fin a este mamotreto de seiscientas páginas y ciento sesenta y dos años de edad, he de admitir, con muchas expectativas, pues las hermanas Brontë, para mí, son calidad, y este libro en específico es la obra maestra de su autora.

Como dije antes, Anne Brontë no es una escritora gótica; aunque comparte características como una vieja y gran edificación, o la falacia patética (una frontispiece_TNWcorrespondencia entre la naturaleza y los sentimientos de los personajes), esta obra es más que nada realismo y costumbrismo, con el típico manejo del tiempo de la literatura de su época (grandes pasos de tiempo en pocas páginas) donde entra, como un cuerpo extraño, la ruptura de la cotidianidad con la forma de una mujer que oculta su pasado, víctima de murmuraciones que ni de lejos se acercan a la terrible verdad de su historia.

Tenemos personajes carismáticos como Gilbert Markham, un joven veinteañero sin filtros, apasionado e inconforme, que vive una vida que aceptó por una promesa a su padre; este hombre es un ser contradictorio, que no hace ningún esfuerzo por agradar al lector pero que conforme avanza la obra lo hace, una vez que da cuenta de la realidad de Helen Graham (la viuda) y se enamora de ella; por otra parte, Helen es un personaje oscuro, deprimido y profundamente religioso que se presenta como una mujer huraña, obsesiva con su aversión por las bebidas alcohólicas despierta las suspicacias de sus vecinos, que llegan a acusarla de no ser una viuda, sino una madre soltera sumida en la ignominia. Es en realidad víctima de un pasado manchado por la violencia, tanto psicológica como de género, que la obliga a escapar de una vida de opulencia, pero insoportable para ella y su hijo.

Esta novela es lo que hoy en día podría considerarse como obra feminista, pese a que sería anacrónico darle este término: Anne Brontë sobrepone el bienestar de la mujer a sus deberes como esposa, cuestiona el mundo donde los padres tienen que casar a sus hijas con hombres ricos, sin importar si son buenas o malas personas, pero al mismo tiempo recalcando que el amor no es lo único que se necesita para casarse ventajosamente; algo de Wildfell Hall que me encantó es que, al igual que su hermana Charlottë, Anne habla de un independencia femenina, pero no con la enseñanza, sino con el arte, pues Helen Graham consigue mantenerse a ella, a su hijo y su criada y amiga, Rachel, pintando cuadros y vendiéndolos en Londres. Es la primera vez que veo en una obra clásica que una mujer viva del arte, lo cual tiene mucho méritos para una novela escrita en 1848 y en una sociedad tan hostigante con los roles de género como la Inglaterra victoriana, me gusta ver este libro como una bofetada a la moral victoriana, que ante cuestiones como las que plasma Wildfell Hall, eran ciegos y sordos.

Aunque la novela tiene virtudes muy notorias, es transgresora y, al tener temas que a día de hoy siguen ocurriendo, se convierte en necesaria, La Inquilina de Wildfell Hall no está exenta de defectos: los personajes principales están muy construido, pero los demás que giran en torno a ellos son muy articulados/acartonados. Los que sirven como villanos, en una medida u otra Anne Brontë los presenta como malos malosos, sin una pizca de bondad en ellos, castigándolos al final de una forma… muy moralista, demasiado para mi gusto. La novela tiene una fuerte carga religiosa, pero me quejo de esto porque nutre la trama, la autora no es fanática y cada acotación a las escrituras me parece bonita y correcta, el problema, como dije, es el moralismo con el que castiga a los villanos. Por parte del antagonista principal, es interesante ver como se da su caída a la inmoralidad, pero llega a un punto en el que no sabes porque es así, solo es perverso y ya, no hay razones justificables para su comportamiento, es exageradamente malo.

«-En absoluto: mi corazón está demasiado seco para fallar tan pronto y tengo intención de vivir tanto como pueda.»

El final, gracias a Dios, es bonito y satisfactorio: esto me da mucho placer porque Edith Wharton me dejó un tanto traumatizado con esos desenlaces de La Edad de la Inocencia y La Casa de la Alegría.

Pese a los errores que comenté, me gustó mucho este libro, no tanto como Cumbres Borrascosas, pero mucho más que Jane Eyre. La prosa de Anne Brontë es bastante de acuerdo a su tiempo, es fácil de leer, muy agradable y descriptiva; está muy claro que La Inquilina de Wildfell Hall es la obra maestra de Anne, supera con creces a Agnes Grey (reseña aquí). La edad casi no se le nota al libro, si bien un poco por el formato epistolar, uno que ya no se usa casi, el defecto pasa desapercibido.

El libro ha superado mis expectativas, aunque por los fallos ya dichos le doy:

4/5 puntos. 

La Edad de la Inocencia – Edith Wharton

_visd_0000JPG014N5Título Original: The Age of the Innocence.

Autora: Edith Wharton (Estados Unidos)

Número de Páginas: 302 págs.

Formato: Tapa blanda con solapas.

Editorial: Planeta (La imagen de la portada no es la edición que yo leí).

Argumento (extraído de:https://www.planetadelibros.com/): 

Al amable mundo de convenciones sociales estrictas en el que se mueve, aparentemente sin roces ni contrariedades, la alta sociedad de Nueva York de finales del siglo pasado, regresa de Europa la inquietante condesa Olenska. Independiente, osada, «diferente», Ellen involucrará muy pronto en su misterio a su joven primo Newland Archer y perturbará sin poder evitarlo el encanto de una vida social que ignora de manera voluntaria su inminente fin.En el fondo de esta extraordinaria historia de una gran pasión subyace el conflicto entre dos mundos : el de las viejas familias « patricias» norteamericanas y el de los nuevos ricos, quienes, al terminar la novela, se han apoderado ya de las costumbres y de los espíritus.

Tras la desgarradora delicia que fue la lectura de «La Casa de la Alegría» supe que quería seguir leyendo a esta autora, me encantó su estilo de escritura y los temas que trataba, la forma en que lo hacía, sin contar con esa fabulosa manera en la que construye personajes. Como «La Edad de la Inocencia» es su obra más conocida me la compré en una de las pocas ediciones que se pueden conseguir en mi país.

Decidí hablar de la autora en la reseña de este libro y no en «La Casa de la Alegría» porque esta es su novela más conocida. 

Edith Wharton nació el 24 de enero de 1862, en Nueva York, y muere el 11 de agosto Imagen-de-Edith-Wharton.de 1937 en Francia. Fue una novelista y cuentista de la alta sociedad neoyorquina, donde se desarrollan los relatos que escribía; bisexual y adelantada a su época, Edith Wharton vivió un infeliz matrimonio del que se liberaría en 1913 gracias al divorcio, suceso que quizá marcó algunas de sus obras donde relata infidelidades conyugales. En todo caso, su vida escritural fue muy prolífica, escribiendo más de veinte novelas en las que destacan: «La Casa de la Alegría» (1905), «La Edad de la Inocencia»(1920, ganadora de un premio Pulitzer), «Ethan Frome» (1913) y «La Solterona» (1921), sin contar algunas antologías y crónicas de viajes. 

Su pluma está marcada por una fuerte crítica social a la comunidad en que ella vivía, llena de personajes conscientes de su situación pero incapaces de hacer algo al respecto.

«Newland Archer se consideraba claramente superior a aquellos especímenes escogidos de la aristocracia neoyorquina; probablemente había leído más, pensado más e incluso visto considerablemente más mundo que cualquier otro hombre de aquel grupo.» (p. 15)

Me gustaría comenzar a hablar sobre la forma en la que Edith Wharton escribe esta novela: han pasado quince años desde que escribió «La Casa de la Alegría», es 90c9758f3737f851d9f1e3e9ef864530--innocence-movie-victorian-paintingsevidente que va a haber un cambio en su estilo, y esta vez es muy notorio: en la novela que anteriormente había leído noté que si bien ella daba descripciones estas eran un tanto vagas y daba mucho a la imaginación, pero en esta nueva lectura todo se vuelve en extremo minucioso (aunque tengo la teoría de que, al ser una novela que retrató muy bien la sociedad americana decimonona, y por eso ganó el premio Pulitzer.). Describiría la lectura de este libro, al menos durante la primera mitad, como un delicioso pasaje por una casa museo, observando con regocijo cada detalle. Sería así, siempre, si no fuera porque tuve la desdicha de leer un ejemplar MUY MAL EDITADO, por Dios, es que yo tengo mala suerte, el libro tenía falta de tildes, errores de digitación, sobraban palabras… en fin, la edición de 1994 de TusQuets no debería ser comprada.

Algo muy notorio es que en la sociedad neoyorquina gobierna una lógica de lo implícito, todo esta dicho sin decirse, con una simple mirada pueden decirse cosas que uno jamás diría frente a una multitud, también secretos a voces que solo son desconocidos por aquellos que son objeto de las habladurías: este es el mundo en el que nos pone Edith Wharton, una jungla hecha de cristal, terciopelo e interminables fiestas. He de aplaudir la exactitud y el detalle con el que nos muestran un mundo tan complejo y frágil, donde un simple escándalo puede trastocar toda la paz sobre la cual fue construida, el hecho de que un familiar pueda manchar la reputación de toda una familia no es de extrañar, y el rechazo de alguien caído en desgracia se aplaude.

Con este mundo nos presentan al joven Newland Archer, un abogado de la alta sociedad quien siempre ha vivido con estos preceptos, sin embargo su contacto con el arte, los1_F5K4CEsNoplYjzdO9GAxbQ extranjeros y variadas líneas de pensamiento hacen que el constantemente se cuestione la funcionalidad de este mundo. Por otra parte está su prometida, la joven y encantadora May Welland, una chica que está completamente alienada en el esplendor, ha sido criada para convertirse en la esposa perfecta, un adorno al cual su marido podrá presentar en cotillones; ambos viven en completa parsimonia cuando a sus vidas aparece Ellen Olenska, la prima de May, una mujer que ha escapado de su esposo y vuelto a Nueva York en busca de su antigua vida, pero será rechazada por los que antes decían ser sus allegados. La única persona que se dedica a protegerla es Newland, quién poco a poco va abriendo los ojos al absurdo en el que vive, enamorándose lentamente de la condesa Olenska. 

El romance entre Newland y Ellen es amargamente tierno, saben que es imposible que ese amor pueda ser, pero no pueden evitar estar juntos. El escarnio publico los separa de la tan ansiada consumación, por lo que la separación es un temor constante entre los dos; por otro lado, está May, quién funge como obstáculo para su prometido, pero sin tener en cuenta que ella misma es de igual forma víctima de la sociedad, teniendo que convertirse en una figura de mármol que debe tener una perpetua sonrisa. 

«-Sí, porque soy obra tuya mucho más que tú obra mía. Soy el hombre que se casó con una mujer porque otra le dijo que lo hiciera.» (p. 205)

La pasionalidad que nos exhibe Edith Wharton es excepcional, no hay puntos muertos en el libro, el sentimiento es constante y la tensión de la cual uno como lector es presa es bastante emocionante, contrariando el pensamiento de que, por el hecho de que la obra cuente un costumbrismo de antaño ha de ser monótono y denso el libro. 

Sin mencionar la edición mal hecha que compré, solo le encuentro un defecto a la novela, y es un GRAN defecto: el final. Es un final, en mi opinión, poco realista e innecesariamente poético que me dejó muy frustrado, es decir ¿Todo este trayecto para… nada? la decepción se hace notar al instante, creo que Edith Wharton es asidua a los finales tristes/insatisfactorios :c, si eso llega a ser cierto realmente no se si quiera seguir leyéndola, no tengo deseos de volver a encontrarme con algo como lo que tuve que leer en «La Edad de la Inocencia». La obra pudo haber sido perfecta, pudo haber sido mejor que «La Casa de la Alegría», pero ese desenlace destruyó todo lo que pudo haber construido en sus páginas.

«Archer se encontraba cara a cara con el temido argumento del caso particular. Ellen Olenska no era como ninguna otra mujer, él no era como ningún otro hombre; por consiguiente, su situación no se parecía a ninguna otra, y no respondían ante más tribunal que el de su propio juicio.» (p. 256)

4/5 puntos. 

¿Lo mejor?: La historia, los personajes.

¿Lo peor?: El final.

Mi Edición: 

Recomendaciones por entregas: Libros para encerrarse.

¡Hola! ¿Me parece, acaso, que nunca he hecho una lista de lectura para el blog? Si ese es el caso me da mucha pena, porque me gusta hacer listas de lecturas que, hasta hoy, eran para mi mismo o para mis seres queridos que también aman la lectura, y teniendo en cuenta que muchos de nosotros tenemos que quedarnos en casa por ese odioso virus es una fantástica oportunidad para ponernos a leer, y ya que tenemos en nuestro ADN trazas de masoquismo, ¿Por qué no leer algo que nos haga sentir enclaustrados?; he hecho una selección de cinco libros que me dieron esa sensación*.

*Las portadas que pongo son de las ediciones con la cual leí el libro, y si tengo una reseña de la obra, en el título podrás acceder a esta. 

 

portada-Los-misterios-de-Udolfo-Ann-Radcliffe-500x740Los Misterios de Udolfo es la epítome de novela gótica, siendo recordada por muchos lectoresel  y que sirvió de influencia a autores tales como Jane Austen, Charlotte Brontë, Charles Dickens o Daphne du Maurier; nos cuenta la historia de una jovencita llamada Emily St. Aubert que por ciertas circunstancias queda huérfana y en manos de Montoni, su malvado tío político, quien, entre muchas otras aventuras, la encierra en un castillo medieval, la fortaleza de Udolfo, un lugar lleno de fantasmas, trampas y secretos que más pronto que tarde saldrán a la luz. 

Es un tocho, tiene por lo menos ochocientas páginas y la primera parte es más bien lenta, la autora abunda descripciones, dejando poco a la imaginación, pero a partir de la segunda parte la obra, aun con su despacioso estilo, se llena de emociones sorprendentes junto a una protagonista fuerte y propensa a los desmayos. 

  • Número dos: El sótano, de Natasha Preston.

El Sótano es, a lo que yo llamaría, un thriller juvenil. La novela fue escrita originalmente en wattpad, pero el hecho de que la plataforma tenga mala fama noportada_el-sotano_natasha-preston_201806281501 debe formar un prejuicio sobre la calidad de la obra, que nos cuenta la historia de Summer, una adolescente que tiene una vida normal en Inglaterra, es secuestrada por un psicópata, quien rebautiza como Lily y la encierra en un sótano con otras tres mujeres con seudónimos de flores (Rose, Poppy y Violet), en un retorcido deseo de formar «la familia perfecta».

Es ligera de leer, la polifonía que tiene es apropiada para el género del que estamos hablando, la autora logra muy bien crear ambientes hostigantes cuando Clover (el secuestrador) está presente, sin mencionar que las cuatro jóvenes logran que les agarres cariño, de una forma u otra. 

Súper recomendable. 

  • Número tres: El Valle de la Calma, de Ángel David Revilla. 

valle-de-la-calma-D_NQ_NP_767783-MCO28143535636_092018-FVolviendo con el tema de la literatura «menor», una novela de terror del youtuber de terror por antonomasia, DrossRotzank. Sin embargo la decisión de publicar la obra con el nombre original del autor responde a un esfuerzo mayor y más profesional a la hora de escribir. 

Pero bueno, al más puro estilo de El Resplandor, de Stephen King, nos cuentan como Abraham, un joven argentino caído en desgracia que tiene que trabajar en el hospital San Niño, una institución perdida en medio de la nada; su vida transcurre con relativa normalidad, cuando poco a poco el joven se irá dando cuenta de un oscuro secreto que ocultan las paredes del sanatorio, algo que pondrá a prueba su valor y su integridad. 

La novela tiene defectos narrativos, pero muy pocos, más vale mencionar que el terror está muy bien construido, es de los pocos libros que me han hecho temblar y no querer pasar las páginas por puro terror. La recomiendo principalmente porque casi toda la obra transcurre en el hospital, y es imposible salir de allí, lo que causa la degeneración mental de nuestro protagonista.

Ya que estamos en un momento de cambio, ¿Qué mejor que leer una distopía, y sobretodo, una de las más famosas en las últimas décadas? El Cuento de la Criada ha 801-5_cuento_de_la_criada_el_websitepasado a la posteridad como el epítome de la ciencia ficción feminista con su escalofriante relato acerca de la cosificación hacia la mujer, como tras ciertos atentados terroristas Estados Unidos se ha convertido en una república teocrática llamada Gilead, donde los pocos derechos que existen están legados a los hombres, las mujeres han vuelto a las labores que ocupaban antaño, con la única diferencia de que la mayoría de la población es estéril. Así pues, las pocas mujeres que tienen una probabilidad de ser madres se convierten en «criadas», subhumanos que solo existen para gestar. 

Es en ese contexto, en esa situación anormal, que Offred (o Defred, teniendo en cuenta la traducción al castellano), una criada, tiene prohibido hablar, leer, pero no pensar, contando su testimonio mediante pausadas reflexiones. Es gracias a su capacidad de pensamiento que no cede ante el régimen, sino resiste, esperando en algún momento ser liberada…

Siguiendo con la línea feminista, está el cuento que ayudó a humanizar el tratamiento de las enfermedades mentales a las mujeres: El Papel Pintado Amarillo nos cuenta la 9788497169103historia de una madre que fue diagnosticada con histeria (un diagnóstico facilista que se le daba a cualquier incomodidad que una mujer presentaba), siendo víctima de la indiferencia de su esposo, es recluida en una casa de campo, en una alcoba con un horrendo papel tapiz amarillo. Sin poder acceder a otra compañía que no sea su familia, y teniendo prohibido el acceso a cualquier material intelectual, la mujer poco a poco empezará a caer en una espiral de angustia al ser incapaz de escapar.

Es un relato gótico muy interesante e impactante, dejando un poco de lado la temática social, como novela corta de terror es excelente y la claustrofobia que causa es palpable.

 

Y eso ha sido todo. Yo no soy de las personas que disfrutarían una lectura que propicie la sensación de encierro en plena cuarentena… pero se que hay quienes si querrán acentuar el aislamiento de esa forma, por eso he hecho esta primera entrega de recomendaciones de lectura :3.